Didenoi
- Coreografía: Maruxa Salas
- Música: Dulce Pontes
- Intérpretes: Paloma Blanco, Fernando Faxas y José Ángel González
Mención del IV Concurso Iberoamericano de Coreografía CIC 2004
Tercer Premio Certamen de Creación Coreográfica de Galicia 2005
Segundo Premio Certamen Internacional de Coreografía New York-Burgos 2005
El estreno de este ballet se produjo el 31 de octubre de 2004, en el Teatro Mella, de La Habana, durante el 19° Festival Internacional de Ballet de La Habana, ocasión en la que fue interpretado por la propia coreógrafa junto a Saúl Vega y Manuel Garzón, cuando los tres bailarines integraban el Joven Ballet de Cámara de Madrid. El 25 de diciembre de ese mismo año, en el hoy Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, se incorporó por primera vez al repertorio del Ballet Nacional de Cuba, en las interpretaciones de Verónica Corveas, Ernesto Borrayo y Hassán González.
Double Bounce
- Coreografía: Peter Quanz
- Música: David Lang
- Vestuario: Anne Armit
- Intérpretes: Viengsay Valdés y Dani Hernández
Double bounce, pas de deux en el que la vertiginosa sucesión de pasos y poses articula una suerte de diálogo humorístico entre los dos bailarines, fue incorporado al repertorio del Ballet Nacional de Cuba con Viengsay Valdés y Dani Hernández —los mismos bailarines que lo interpretan en la noche de hoy—, el 31 de octubre de 2012, en Sala Covarrubias, del Teatro Nacional de Cuba, durante el 23° Festival Internacional de Ballet de La Habana.
El Ballet Nacional de Cuba cuenta en su repertorio con otros tres títulos del coreógrafo canadiense Peter Quanz, creados especialmente para la compañía: Le Papillon (2010), Luminous (2012) y Tríptico (2022).
Rítmicas
- Coreografía: Iván Tenorio
- Música: Amadeo Roldán
- Vestuario: Salvador Fernández
- Intérpretes: Gabriela Druyet y Yunior Palma
Este ballet, un pas de deux concebido especialmente para la participación de los bailarines cubanos Amparo Brito y Andrés Williams en el II Concurso Internacional de Ballet de Moscú; constituye una suerte de contrapunto entre los modos expresivos de las danzas populares cubanas y la técnica del ballet, o, dicho de otro modo, una “oportuna correlación del clasicismo y elementos folklóricos cubanos”.
La coreografía utiliza las Rítmicas 5 y 6, subtituladas “En tiempo de son” y “En tiempo de rumba”, respectivamente, compuestas 1930 para instrumentos típicos de percusión por Amadeo Roldán (París, 1900 – La Habana, 1939), uno de los más importantes músicos cubanos.
El estreno de Rítmicas se produjo el 11 de mayo de 1973, en el Teatro Sauto, de Matanzas, desde entonces, ha merecido importantes galardones en Festivales y Concursos Internacionales de Ballet, como el Segundo Premio en Coreografía Moderna, del Primer Concurso Internacional de Ballet de Japón (1976), y el Premio “Nina Verchinina” a la Mejor Coreografía Moderna, del Primer Concurso Latinoamericano de Ballet y Coreografía de Brasil (1983).
Sobre este ballet expresó su coreógrafo:
"Rítmicas fue una obra importante en mi carrera. Por primera vez me sentía completamente capaz de dominar el cuerpo del bailarín en el espacio. No es un ballet abstracto; sino la plasmación de una tesis sobre la fusión de lo cubano y lo universal. Es una síntesis de lo particular que hay en mi autoconciencia nacional y el ballet como lo general. En otras palabras, yo buscaba evidenciar el vínculo entre un guaguancó y unas zapatillas de punta".
LA MUERTE DE UN CISNE
- Coreografía: Michel Descombey
- Música: Elaboración sobre la original de Camille Saint-Saëns
- Intérprete: Yankiel Vázquez
Michel Fokine creó en 1905 su célebre miniatura coreográfica La muerte del cisne, estrenado por la legendaria bailarina rusa Anna Pávlova y convertido en personaje femenino con una visión neorromántica. Michel Descombey ha retomado este tema para un intérprete masculino y con una perspectiva contemporánea. El propio coreógrafo realizó el montaje de la obra para su estreno en Cuba, el 30 de octubre de 1984, durante el 9° Festival Internacional de Ballet de La Habana, en el entonces Gran Teatro “García Lorca” (hoy , Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”), con Rodolfo Castellanos, Bailarín principal del Ballet Nacional de Cuba.
Majísimo
- Coreografía: Jorge García
- Música: Jules Massenet
- Vestuario: Salvador Fernández
- Intérpretes: Anette Delgado y Dani Hernández. Estefanía Hernández y Jorge Guerra, Alianed Moreno y Luis Fernández, y Carolina Rodríguez y Alejandro Alderete
Notable ejemplo de la influencia hispana en la danza, Majísimo —muy popular entre los amantes del ballet en Cuba—, pudiera definirse como una “exultante fantasía coreográfica”. Un divertimento, virtuoso y brillante, para cuatro parejas de bailarines, en el que, a partir de la atmósfera de una partitura de aires hispánicos, se nos propone una suerte de contrapunto con la técnica académica, haciendo resaltar la altivez, el orgullo y la virilidad del hombre español y la femineidad, la sensualidad y delicadeza de sus mujeres.
Se estrenó en el Teatro “Amadeo Roldán” (antiguo Teatro Auditorium), el 19 de junio de 1965, como parte de un Taller Coreográfico del BNC. Fueron sus intérpretes en aquella ocasión, Josefina Méndez, Sylvia Marichal, Laura Alonso, María Carrera, Lorenzo Monreal, Carlos Gacio, Alberto Méndez y Otto Bravo.
Según su coreógrafo, con este ballet no pretendió una estilización de pasos o danzas tradicionales españolas, sino que por medio del vocabulario académico, intentó acercarse con elegancia a los fuertes tópicos hispanos. Para ello, utilizó cinco fragmentos del ballet que Jules Massenet compuso para su ópera El Cid (1885): “Catalana”, “Aragonesa”, “Andaluza”, “Aubade” y “Navarra”.
INTERMEDIO
Séptima sinfonía
- Coreografía y vestuario: Uwe Scholz
- Música: Ludwig van Beethoven
- Escenografía: Uwe Scholz inspirada en Beta Kappa, de Morris Louis
- Luces: Uwe Scholz, adaptación de Ignacio Argüelles
Intérpretes:
Primer movimiento
- Pareja principal: Chavela Riera y Ányelo Montero
- Dos parejas: Alianed Moreno y Luis Fernández, y Loiret Ortega y Jorge Guerra
- Cinco muchachos: Ernesto Acevedo, Fernando Faxas, José Ángel González, Ángel Rojas y Roque Salvador
- Cuerpo de baile
Segundo movimiento
- Pareja principal: Sadaise Arencibia y Yunior Palma
- Dos parejas: Paloma Blanco y Jorge Guerra, y Alianed Moreno y Luis Fernández
- Tres parejas: Gabriela Druyet y Yotuel Méndez, Carolina Estrada y Bertho Rivero, y Estefanía Hernández y Alejandro Alderete
Tercer movimiento
- Pareja principal: Grettel Morejón y Luis Fernández
- Dos muchachos: Ángel Rojas y Yankiel Vázquez
- Dos parejas: Gabriela Druyet y Yotuel Méndez, y Nadila Estrada y Alejandro Alderete
- Cuerpo de baile
Cuarto movimiento
- Pareja principal: Anette Delgado y Dani Hernández
- Dos muchachos: Ernesto Acevedo y Yankiel Vázquez
- Dos muchachas: Gabriela Druyet y Laura Kamila
- Cuerpo de baile
El estreno de esta obra se produjo el 26 de abril de 1991, por el Ballet de Stuttgart, en el Teatro Estatal de Stuttgart. Como música el coreógrafo utilizó la Sinfonía nº 7 en La mayor, Op. 92, de Ludwig van Beethoven.
Séptima sinfonía se escenificó por primera vez en Cuba, el 16 de diciembre de 2021 (el mismo día del aniversario 250 del natalicio de Beethoven), en la Sala Avellaneda, del Teatro Nacional, en la interpretación del Ballet Nacional de Cuba, por medio de un montaje de la Maître Roser Muñoz. Los papeles principales estuvieron a cargo de Claudia García y Adrián Sánchez (I movimiento), Sadaise Arencibia y Darío Hernández (II movimiento), Chanell Cabrera y Narciso Medina (III movimiento) y Anette Delgado y Dani Hernández (IV movimiento), junto a Solistas, el Cuerpo de baile de la compañía y la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso” bajo la dirección de Yhovani Duarte.
La inclusión de esta obra en el repertorio de la compañía cubana fue posible gracias al apoyo de British Friends of Ballet Nacional de Cuba y Cuban Artists Fund.
Acerca de este ballet escribió el profesor y crítico cubano Yuris Nórido:
"Y ciertamente, algo “balanchineano” hay [en la “traducción” de Uwe Scholz] de la Séptima sinfonía de Beethoven […] Una “sinfonía visual” con todo lo que implicaría el concepto: multiplicidad de tonos, confluencia de registros, desarrollo unísono de varios planos, sucesión de tiempos, variedad compositiva, dinamismo en el diseño. De la Séptima sinfonía de Beethoven y Scholz se pudiera decir lo mismo que se solía afirmar de las transcripciones sinfónico-coreográficas de Balanchine: casi se puede “ver” la música.
[…] Los bailarines parecen habitar el mismo ámbito de la música. El movimiento se ajusta a lo que se escucha y al mismo tiempo abre un abanico de posibilidades plásticas."